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CONDENAN LA GUERRA Y SE ABRAZAN DE LA MORTAJA/LIC. GUSTAVO MENDOZA PEDRO

Virgilio Almazán

Luciérnaga Noticias

EN LA OPINIÓN DEL LICENCIADO GUSTAVO MENDOZA PEDRO

Aquí en nuestro país, el presidente de la república condenó la guerra esa. Al mismo tiempo, estoy seguro que todos, o casi todos los mexicanos, tampoco estamos de acuerdo con la guerra. Aunque a ciencia cierta no sepamos cuál es realmente el problema que la generó, porque entre los gobiernos, habitualmente, se manejan intereses oscuros. 

Bien. Como ven, la guerra es muerte, es daño a la salud, al medio ambiente, a la economía, a la armonía. Da tristeza y llanto. 

Si volteamos a la realidad de nuestro país, pudiera yo decir que la violencia que existe, también es una forma de guerra. 

¿Saben qué? 

Los juzgados de lo familiar están llenos de conflictos. Divorcios, donde las parejas habitualmente se dan hasta con la cubeta. Pensiones alimenticias, porque el proveedor, de ordinario el papá se rehusa a pagar la pensión alimenticia. Sustracciones de menores, porque uno de los progenitores, con tal de evitar que el hijo menor de edad conviva con su otro progenitor, se lo lleva fuera de la localidad a lugar desconocido. 

Con mis propios ojos veo pagarés falsos, con los cuales demandan pago de fuertes sumas de dinero. Que si no se sabe hacer una buena defensa, se pueden perder casas y terrenos. Veo contratos falsos, con los cuales se reclaman propiedades. 

Es el pan diario darnos cuenta de bloqueos, tomas de carreteras, quema de vehículos, destrucción de monumentos (Los Constructores, en Morelia, al Presidente, en Atlacomulco), toma de vialidades en la ciudad, de sindicatos de trabajadores de la educación (no incluye a todos los profesores). 

Rayoneos a monumentos y edificios históricos, violencia de colectivos de mujeres bajo el pretexto de la violencia patriarcal en las calles (8 de Marzo, ya viene) en las calles así como en las redes sociales. 

Muertos por doquier, desaparecidos, extorsiones, secuestros, robos a mano armada en las vialidades o en las casas. 

Violencia por causa de los sexos apenas constitucionalizados, básicamente en las redes sociales. 

La moral despreciada, la religión despreciada y abandonada. Que nos lleva a un país sin moralidad y sin Dios. 

Vivimos en una anarquía, de violencia de todos contra todos. De miedo, de inseguridad, de incertidumbre. 

Así que el presidente, póngase a trabajar. La sociedad, a rescatar nuestras instituciones, nuestra moralidad, a reconocernos humanos, a recuperar la humildad. 

Sí es válido condenar la guerra. Pero no podemos ser candil de la calle y oscuridad de la casa. 

La paz se construye desde el corazón, para que nos haga generosos y comprensivos. 

Desde luego, sumarnos a la condena mundial, pero también conviene echar una miradita a nuestra casa nacional.