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El regreso a clases presenciales | Arena Suelta

Fany Almazán

Luciérnaga Noticias

POR TAYDE GONZÁLEZ ARIAS 

Una vez más el país se divide, entre los que están de acuerdo en volver a clases presenciales y quienes se oponen. Derivado de que las autoridades sanitarias federales, han confirmado una tercera oleada de contagios por la pandemia que afecta al mundo, en diversos estados de la República Mexicana incluyendo la Ciudad de México, y la conducta aferrada del Presidente Andrés Manuel López Obrador y su Secretaria de Educación Delfina Gómez Álvarez , al igual que las directrices que frente a su autonomía diversas universidades han informado como es el caso de la máxima casa de estudios de los Michoacanos; la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, que ha manifestado públicamente que seguirán impartiendo cátedra de manera virtual. 

La sociedad se encuentra, como desde hace tiempo ha estado, dividida entre las decisiones del ejecutivo federal, que, así como ha venido sometiendo a consultas populares algunos asuntos que ha considerado de interés nacional, bien hubiera podido también pensar en consultar éste tipo de acciones que ponen en riesgo la salud y la vida de millones de niñas niños y jóvenes, que aún no han sido vacunados, y que son presa en éste momento de la nueva cepa del virus que afecta a la humanidad. 

Ese virus que inicialmente ponía en mayor riesgo de contagio e inminentemente de muerte a los adultos mayores, a quienes determinó el Gobierno Mexicano, fueran el sector que primeramente se vacunara en México, hoy ha mutado y se ha hecho potencialmente peligroso para niños y jóvenes, notorio en las cifras que se han publicado por las propias instituciones encargadas de la salud, en los municipios, estados y la federación, por lo que reunir en salones de clases cerrados a los jóvenes y a la niñez mexicana, no es una cosa que se deba tomar a la ligera. 

Mucho ayudaría tener diagnósticos claros de las condiciones en las que se encuentran las escuelas de Nivel Básico, para que se instalen arcos sanitizantes, tapetes, filtros con instrumentos, materiales o herramientas eficientes y de calidad de verdaderamente inhiban el contagio, sin embargo una vez que la política educativa del Gobierno Federal, para éste asunto, tiene entre sus acciones el dejar que se hagan cargo los padres y madres de familia, y debido a que a pesar de llevar meses viviendo con la pandemia, lo cierto es que se trata de un tema que requiere de la atención especializada del sector salud, es decir de médicos y enfermeras (ya no pidamos epidemiólogos), que saben de los protocolos adecuados que inhiben la propagación del virus, sin embargo, no hay personal médico suficiente que permita que en cada plantel se cuente con una persona calificada cuya tarea específica sea evitar que las escuelas se vuelvan focos de contagio. 

El Gobierno debe recordar sus funciones y atribuciones, para que sepa que la ley es clara cuando se trata de la protección de la vida, pues al ser un bien superior, no se puede obligar a ningún padre, madre o tutor que lleve a su hijo a un lugar en donde puede estar en riesgo de enfermar y morir. Sería mucho mejor, esperar un poco más, una vez que de todas formas ya esperamos mucho tiempo, en especial a que los jóvenes todos y las y los niños sean vacunados para entonces sí, con la protección del biológico, se tenga mayor confianza de estar en sitios de aglomeración, salvo que no se nos diga, y ya no se piense vacunar a los menores, o que eso suceda en un futuro muy lejano, y que de ser así mayormente se tendría que analizar el volver a clases presenciales. 

Si la educación en México, venía apareciendo en los últimos lugares en cuanto a su calidad o nivel respecto de otros países, no se esperan mejores cifras, ahora que se tuvo que impartir a distancia, y aunque ese podría ser uno de los argumentos de quienes están de acuerdo con el retorno presencial a las aulas, no hay que dejar del lado que si tenemos que acostumbrarnos a vivir con el virus entre nosotros, bien valdría la pena, que en verdad se lleven a cabo las negociaciones o gestiones pertinentes con las empresas que ofrecen los servicios de internet así como los fabricantes de equipos de cómputo y teléfonos inteligentes, para que se pueda tener acceso a las tecnologías de la información así como a la gran telaraña mundial que representa el internet, sin que sea tan caro o costoso como hoy lo es, y de mal servicio, como lo ha sido, al caerse su sistema con las primeras lluvias, e incluso en días nublados.