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Inseguridad | Arena Suelta

Fany Almazán

Luciérnaga Noticias

Por: Tayde González Arias 

Hace mucho tiempo que a eso que se le llama estado de derecho, en México, sus estado y municipios, ha pasado a ser un simple concepto que encontramos en el diccionario de derecho, pues siendo las autoridades las únicas que bajo estatuto jurídico pueden y deben dar seguridad a la población, no sólo se han coludido con los grupos de la delincuencia, sino que, además, siendo parte o al desertar de las filas de sus cuerpos policiacos son ellos mismos los que se dedican a delinquir. Vale la pena no generalizar, y comprender que sigue, por fortuna existiendo gente honesta y valiosa entre las corporaciones de seguridad (tal vez eso justifique su existencia), pero no han sido todas y todos, y hasta la fecha el lastre de la inseguridad sigue invadiendo de sangre a la patria mexicana. 

Se dice que para que exista venta de drogas, se requiere primero quien las quiera comprar o consumir, y aunque es muy claro saber que sólo se sostiene un negocio si tiene clientes, lo cierto es que áreas de prevención de adicciones, han sido abandonadas, al no tener personal capacitado o suficientes, como pasaba o pasa en los Centros de Atención Primaria en Adicciones, e incluso en las oficinas en los tres niveles de gobierno de las áreas de Desarrollo Integral de la Familia, por sus siglas D.I.F., donde se han limitado a dar charlas o visitar escuelas, que si bien pueden ayudar a la reflexión, las dejan sin continuidad, las programan cada año e incluso las confunden con platicar motivacionales. 

Es urgente, que se proteja a las niñas y los jóvenes, y también a la población adulta, con atención psicológica en todos los niveles, para evitar que caigan en las drogas o las superen, que se construyan y se equipen de manera adecuada centros o salas de estanca para la población que usa algún tipo de droga, y que se pongan en marcha programas clínicos de desintoxicación, así como de reinserción social, vinculando al campo laboral. 

Si en México la población en depresión va en crecimiento, como una de las secuelas del encierro por la pandemia mundial, ¿cuáles son las acciones concretas, que han diseñado, creado y puesto en marcha los gobiernos para atender éste problema?, esperando que alguien conozca de alguna política pública para atender psicológicamente a la población afectada, son muchos otros los lugares en donde sólo se ha dicho;  se deben quedar en casa o ya pueden salir pero con las medidas que se les ha dicho, como si la adaptación fuera tan simple o sencilla. No se requiere ser un psiquiatra, ni psicólogo profesional, para comprender que el desapego, la falta de adaptación, la soledad o vivir con preocupaciones como deudas y problemas familiares, son estados, que se buscan sanar enajenandose con el uso de estupefacientes. 

Los gobiernos no deben negarse a ver los problemas en los que viven sus gobernados, y no solo tratar, sino hacer lo conducente para que no se caiga en el uso de las drogas y con ello, se pueda acabar cuando menos con la demanda. 

¿Qué pasa por la mente de gobernantes, que cada mañana se colocan frente a una cámara y un micrófono, o que mediante una transmisión en vivo en sus redes sociales o las de sus gobiernos, hablan para expresar buenas intenciones?, será acaso que viven en otro mundo, no quieren ver la realidad, no saben que gobiernan pueblos con personas espantadas que tiene que volver temprano a sus hogares, por miedo a encontrarse en medio de una refriega entre delincuentes, o ser alcanzados por una bala perdida. 

Será que algunos alcaldes y alcaldesas, no ven y no escuchan, o consideran que la seguridad no les compete, cuando fueron electos creyendo que con ellos al frente de los ejecutivos municipales, se podría alcanzar la tranquilidad de sus municipios. Acaso los gobernadores y gobernadoras, prefieren pavonearse con fotografías de acuerdos y negociaciones, que tomar en serio la seguridad de sus entidades, y fortalecer con más y mejores elementos policiacos sus entidades, poniendo a trabajar sus cámaras de vigilancia y proporcionar atención temprana, preventiva y correctiva en cada caso en que suscita un delito. O será que no quieren y no hay voluntad, y prefieren dejar que el pueblo viva en aquella máxima del ojo por ojo y diente por diente. 

Los representantes populares, fueron electos para representarnos, y también para procurarnos seguridad, no queremos que nos anden cuidando, ni que se junten por montones para detener al ladronzuelo que roba pan o vestido, ni tampoco al que no ha tenido dinero para pagar una cara licencia de conducir, sino a los que realmente son una amenaza para la paz de los pueblos. Que se dejen de palabrería, que atiendan el problema número uno que no deja que el comerciante venda su mercancía en la calle o en un local, porque le cobran por abrir su negocio, que se atienda, lo mismo al pobre que al rico, para salvaguardar sus trabajo e ingresos, y que prevalezca la institucionalidad, y no sus acciones que llegan a tener beneficios efímeros y sólo muestran falta de carácter, insensibilidad y poca masa encefálica.