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Los puneches de la pila

Fany Almazán

Luciérnaga Noticias

La mayoría de los niños de ahora, no sabrán jamás la emoción que es ir a atrapar puneches al arroyo, para luego echarlos a la pila y que se comieran todos los "maromeros" (larvas de los zancudos), y además, mantenían la pila limpia de moho y otras plagas.

Ser niño en aquellas épocas era mucho más emocionante, los arroyos llevaban suficiente agua como para que se pudieran hacer "pozas" entre las piedras y lanzarnos unos clavados, la mayoría del tiempo terminábamos con las rodillas raspadas o cortados por la poca profundidad del agua y que entre la arena había vidrios o alguna piedra filosa.

Cuando nos cansábamos de chapotear, era momento de ir por los pinzanes, o los mangos, que casi siempre estaban en las orillas del arroyo y que con piedras y otras ramas, se cortaban los frutos para disfrutarlos entre todo el grupo.

Era común que después de bañar, todos atrapáramos puneches en bolsas o en latas dónde se pudiera llevar agua para que no se murieran los puneches y poderlos echar a la pila de la casa. De esos tiempos, solamente quedan los vagos recuerdos, ya que en la actualidad no hay agua en el arroyo, mucho menos puneches.