México decide | Arena Suelta
Fany Almazán
Luciérnaga Noticias
Por: Tayde González Arias
El proceso para saber elegir, cuando contamos con varias opciones, debe ser cuidadoso, y se trata de una tarea que corresponde esencialmente a cada persona, conforme a sus intereses y a lo que sea mejor para su comunidad. Existen métodos para no fallar en nuestras decisiones, así como estudios elaborados por profesionales que revelan mecanismos para escoger de forma adecuada y evitar equivocarnos.
Entre esta metodología encontramos la de la elección simultánea, que tiene que ver con la realización de una deliberación, la eliminación secuencial, que adopta pocas opciones para seleccionar una, la eliminación secuencial en la que se agregan constantemente todo lo que podemos elegir y finalmente, el método de torneo secuencial en el que se realizan divisiones para elegir lo que mejor o más conviene.
Hay decisiones que son delicadas porque de ellas depende el vivir bien o mal, y sus consecuencias podrían traer consigo el mantenernos en paz y bienestar o arriesgar el futuro cercano, mediano o a largo plazo; el nuestro y el de los demás, por eso vale la pena que se ponderen todas las posibilidades y se adopte aquello cuya virtud sea la del bien común.
Debido a que existe una profunda pérdida de valores, y a que en este desgaste se le pone empeño y mayor valía a lo que conviene al sujeto, todo se torna en el egoísmo y el beneficio personal y nos alejamos cada vez más de las decisiones que podrían beneficiar al grupo o los que nos rodean, haciendo si acaso beneficiarios a la familia, los amigos y compadres o grupo más cercano, sin embargo, este tipo de prácticas son más propias de despotismo que de la democracia.
Justamente en el ámbito de la democracia el saber elegir es sumamente importante, porque si nos vamos por quien habla mejor, o hace las mejores propuestas sin que exista congruencia con la historia de vida del sujeto, respecto de lo que dice, o no hay un plan que avale lo que propone, lo más seguro es que acabe en lo que terminan muchos o la mayoría, es decir en falacias.
Entre las múltiples propuestas, es necesario un estudio a profundidad para evitar cometer los mismos errores que nos han llevado a sufrir de tener a los peores representantes o de caer en el reciclado de personajes indeseables que podrían estar en cualquier otra ocupación, menos en el servicio público, cuya área debería ser ocupado por gente de comprobada ética y alta moral que les impida ser parte de la corrupción o malos manejos financieros como los que hemos venido arrastrando como practica desde hace años.
Aunque en la vida es una constante la toma de decisiones, al parecer no hemos sabido aprovechar aquellas oportunidades en las que tenemos el poder de elegir lo que es mejor para nosotros y los demás y terminamos doblegando nuestra voluntad por aquellos que nos resuelvan nuestros problemas inmediatos, dejando a la deriva, el futuro prometedor que se supone todos deseamos.
Debe existir concordancia con lo que queremos y aquello que hacemos para lograrlo, pero sobre todo debemos tener claro que en el mundo no estamos solos y que la buena convivencia depende en gran medida de decidir que así sea, mediante actos que beneficien a todos y no solo a uno. Sin embargo, al estar alejados del sentido social y apegados a lo material a ojos cerrados aceptamos una despensa, un juguete, un bulto de cemento o cualquier cosa, como pago por hacer lo que nos digan.
En meses próximos, muchas entidades federativas de la república mexicana, así como municipios y congresos estarán renovándose y se nos presentará otra vez la oportunidad para saber elegir, para hacerlo informadas e informados, y no volver a caer en las artimañas que han venido practicando los que tienen años de vivir del dinero público, y que se han presentado en repetidas ocasiones a engañar casa por casa o a través de los medios masivos de comunicación, y que desafortunadamente, muchas incautos siguen siendo seguidores.
Es tan grande el hambre en el país, que se sigue recibiendo una despensa con gorgojos y materiales de la más baja calidad, para resolver un problema inmediato y empeñar por mucho tiempo el futuro. Somos muchos lo que soñamos en un país en el que la democracia no sea comprada por el que puede pagar una campaña, ni la voluntad entregada a cambio de alimento, sino que se respete la voluntad popular y se elija a las mejores mujeres y los mejores hombres para gobernar.
Amiga y amigo lector, aprenda a elegir por el bien de todas y de todos, no sólo por usted, hágalo pensando en el provenir de la comuna, y los resultados tendrán un mejor sabor, pues el éxito compartido es mayormente satisfactorio que el éxito personal.