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TORO DE ONCE

Fany Almazán

Luciérnaga Noticias

La Tradición del “Toro de Once” en Zirándaro Guerrero: 
Más Que una Fiesta, un Reflejo de Identidad Cultural

Zirándaro, un municipio con profundas raíces agrícolas y ganaderas en la región de Tierra Caliente, se enorgullece de mantener viva una de sus tradiciones más antiguas: el "Toro de Once". Este evento, que tiene lugar anualmente durante las festividades en honor a San Nicolás Tolentino, es mucho más que una simple celebración taurina; es un símbolo de identidad cultural y cohesión social que une a los habitantes de Zirándaro con sus raíces y con aquellos que regresan desde lejos para participar.

Como cada año y como en muchas ocasiones anteriores, los jinetes, hombres y mujeres de a caballo de la "Asociación de Charros de Zirándaro, llamada Pablo Pineda Pineda" protagonizaron un desfile colorido por las calles céntricas del municipio, culminando en la plaza de toros "Francisco Pineda". Lo que hace especial a este desfile no es solo la majestuosidad de los caballos bailadores o la música de banda, sino la convergencia de generaciones y culturas. Migrantes, turistas y paisanos regresan cada año para ser parte de esta festividad, lo que refuerza el papel de Zirándaro como un punto de encuentro, tanto físico como emocional, para quienes buscan conectarse con su pasado.

Uno de los momentos más significativos del "Toro de Once" es la bendición otorgada por el Padre del pueblo, una figura central para la comunidad. Se busca conservar la tradición que se realice el 10 de septiembre a las once de la mañana, de ahí viene ese nombre del toro de once

En la plaza de toros, por muchos años Flavio Bermúdez Núñez, conocido por todos como "EL CAPORAL" es el cronista taurino de la localidad, destacó la singularidad del evento. Zirándaro es el único municipio de la región que conserva intacta esta tradición, algo que es muy emotivo, es que se pasa lista de los integrantes de los integrantes de la Asociación de Charros de Zirándaro, incluso de aquellos que ya se fueron a cabalgar a otro plano existencial, por ello, se llena de emoción cuando todos en el ruedo, emiten el ¡PRESENTE! por que los sentimos de nuevo cabalgando juntos en la tradición. 

Más allá del espectáculo, el "Toro de Once" tiene un significado profundo. El toro representa el esfuerzo colectivo de los ganaderos del pueblo, quienes seleccionan cuidadosamente al animal que será parte de la jugada. La llegada del toro al ruedo, donde será montado por un jinete experto, es un recordatorio de la valentía y destreza que definen la historia de Zirándaro. Pero el verdadero atractivo para muchos son los caballos bailadores, un arte regional que cautiva a locales y visitantes por igual.

El "Toro de Once" no es solo una tradición taurina; es una manifestación de la resiliencia de Zirándaro. En un contexto donde las celebraciones populares están en riesgo de desaparecer o transformarse, esta festividad sigue siendo un testimonio de la capacidad del pueblo para resistir el paso del tiempo y mantener viva su esencia. Las fiestas tolentinas, en honor al Patrón San Nicolás que duran una semana, no solo son una oportunidad para el jolgorio, sino también para reafirmar los lazos con la tierra, la familia y la comunidad.

En este sentido, el "Toro de Once" es mucho más que un evento local: es un espacio de convergencia de identidades, donde lo antiguo y lo moderno coexisten. La cercanía de Zirándaro con municipios como Coyuca, Pungarabato y Huetamo permite que las fiestas se llenen de vida, con una afluencia de visitantes que trae consigo nuevas energías, pero que también refuerza la continuidad de una tradición que define al pueblo.

La esencia del "Toro de Once" permanece intacta: un recordatorio de quiénes son y de dónde vienen, una tradición que, en su simpleza y fuerza, sigue siendo el corazón de Zirándaro

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