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Una Guerra, Diferentes Frente, Muchos Afectados

Fany Almazán

Luciérnaga Noticias

Por: Isahai Vázquez 

La violencia diaria que se vive a lo largo y ancho del país, y específicamente en Michoacán en estos últimos días ha mermado en sus fuerzas de seguridad publica significativamente la capacidad de actuar de forma energética de un estado mexicano disperso, carente de idea y estrategia para la atención de los problemas que cada día se hacen más cotidianos en una sociedad que ha esperado una respuesta contundente, pero en el gobierno federal aplica el dicho: “ A chillidos de marrano, oídos de carnicero”.
 
La estrategia del coronavirus es llenar de obstáculos a las fuerzas encargadas de la seguridad publica en el país, estas las que se encargan de enfrentar a los carteles de la droga que imperan en México, desviándose todo el aparato policial y de justicia en el área de salud, en donde hay más elementos de la SEDENA o Guardia Nacional resguardando los centros COVID-19 que se habilitaron para la atención de la pandemia en el país.
 
Los diversos enfrentamientos suscitados en el estado de Michoacán en los últimos meses han sido explotados por los diversos carteles y su añeja rivalidad, dejando mal parado este vacío de poder del estado mexicano, en donde la seguridad seguirá siendo para algunos un tema guardado en el cajón de un escritorio, pero para otros, es la oportunidad de demostrar su poderío por controlar las plazas de distribución y venta de drogas en el país.
 
El ejercito es el eje central de la guerra que sostiene el gobierno federal contra las drogas en México, pero se ha visto debilitado por que fue reclutado para la coadyuvar al sector salud a detener el coronavirus, convirtiendo cuarteles en espacios médicos para atender el covid-19, sumado a eso, existen policías que han sido retirados de las calles o de los comandancias municipales en algunas municipales del país por presentar sobrepeso o problemas crónicos de salud, porque su salud podría agravarse más de la cuenta si llegaran a contraer el virus durante sus funciones diarias.
 
Sin embargo, la sociedad sigue esperando las respuestas necesarias ante los muchos frentes abiertos en este país. Ciudadanos que viven al día, personas que han sido desplazados de sus entornos que ha construidos con muchos esfuerzos, pero que lo perdieron todo; ciudadanos contagiados de miedo, pánico, estrés, desvelo y terror ante el creciente numero de muertos por una guerra fallida, carente de todo y habida de muchos errores, en donde algo debemos de estar haciendo mal y las trincheras de refugio y confianza se están acabando.